viernes, 16 de septiembre de 2016

La culpa ni es blanca ni es negra.

La culpa, nadie la quiere, porque a parte del ego, nos ciega el no comprender que todo en la vida se basa en porcentajes, mas altos o mas bajos, con mas color o menos, pero jamas hay una totalidad en nada. No hay un blanco o negro. Y con esto me refiero a que gran parte de los problemas del mundo, si no todos, vienen de aquello de que a "la culpa no es mía".

Nos negamos, generalmente, a reconocer que nosotras mismas tengamos una parte de responsabilidad en aquello que rechazamos o nos disgusta, cuando todo acto tiene una consecuencia que provocamos.
Por eso, por poner un ejemplo, cuando se habla de destrucción del medioambiente, solemos delegar el mal a otras, siempre a otras, pero no vemos que todo acto pequeño influye, y que justamente, nosotras como masa mundial de ciudadanas tenemos mucha mas potencia de destrucción juntas que aquellas que nos dirigen.
Y es que es curioso, pero como metáfora, la que pesca con caña culpa a la que va en barca recreativa, la que va en barca recreativa le pasa el bulto al pesquero grande, y la que va en el pesquero grande se la pasa a las jefas de las grandes empresas, las grandes empresas se la pasan a las gobernantas, y estas últimas, curiosamente, se la pasan a la población y sus actos de consumo, es decir, a nosotras. Y mientras corre la pelota de un lado el otro, se muere el mar.

Y así seguirmos, pasándonos la bola unas a otras, y negando nuestra propia responsabilidad gracias al
todo o nada, gracias al blanco o negro.
Hasta que no comprendamos que nosotras somos las mas poderosas, y que tenemos nuestra parte de responsabilidad, las cosas tan solo podrán ir a peor.

Reconozcamos que somos gran parte del problema, reconozcamos que somos gran parte de solución.

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