Conozco la fundación Rana desde hace años, y todo ese tiempo he apoyado y admirado su trabajo como algo no solamente necesario, si no también como una reivindicación de lucha por la justicia hacia los mas indefensos y vulnerables.
Como activista por la liberación animal, siempre he visto cierta analogía entre la inocencia y la pureza de los niños y la de los animales, ambos son de lo poco auténtico que le queda a este mundo por perder.
Después de haber visto y leído mucho sobre abusos a ambos colectivos, tanto al de niños humanos como al de los animales no-humanos, es terrible comprender que sus capacidades de reacción y trauma frente al abuso son tremenda y terriblemente similares.
Si comprendemos esta premisa y observamos con atención las siguientes palabras entenderemos que la vulnerabilidad es vulnerabilidad, que la inocencia es inocencia, que el abuso de poder es abuso de poder, y si somos honestas, poco datos mas nos deberían hacer falta para rechazar eso.
Como poco debería importa si el que es maltratado es niño o niña, blanco, china o negra, si tiene mas o menos pelo, branquias o plumas de cualquier color, porque todas las criaturas sintientes e inocentes tienen ese algo especial que hay que conservar y respetar, ese algo que no se tendría que perder, y que jamas, bajo ningún pretexto, deberíamos violar.
Y es que el principio de sufrimiento y maldad son algo universal, y todo aquel que haya sabido alguna vez lo que es sentir impotencia, rabia, soledad o dolor, debería ser capaz también de reconocer fácilmente esos sentimientos en ojos de los demás, en aquellas tristes miradas ajenas que son tan similares a las nuestras cuando sufrimos por corto o largo plazo una injusticia, un abuso, abatimiento o dolor.
Por eso quiero decir que, tristemente, la Fundación Rana ha errado y mucho al aceptar una fiesta solidaria en Marineland, porque a parte de lavar la mala imagen de Marineland o de recaudar fondos para la tan noble causa, ha olvidado por el camino la base de aquello por lo que lucha, aquello que es universal, y que debería estar por encima del dinero, y ha caído en la miseria de estar de parte del abusador de los vulnerables, de estar del lado de los matarifes de inocencia, perpetuando así la injusticia abusando de unos para poder ayudar a los otros.
