miércoles, 17 de febrero de 2016

Cuando cayeron las gafas.


Sucedió pasando por un prado precioso por el que iba cada día. Era el clásico campo arado lleno de amapolas y almendros en flor, con sus animales pastando apaciblemente, un marco idílico donde aquellos seres encajaban a la perfección, el verde, las montañas, el cielo azul y el Sol, todo aquello me reconfortaba y me hacia pensar que ellas vivían incluso mejor que yo.

Hasta que un día, como otro cualquiera, noté que la fuerza de la gravedad se deslizaba sobre mi nariz por el peso de unas gafas que ni siquiera sabía que tenia, que ni tan siquiera reconocía como propias, porque en verdad son mas bien ajenas, son esas gafas invisibles del especismo o del bienestarismo que nos encasquetan a todas desde los primeros años de vida.

Aquello sucedió porque dos o tres días antes me había atrevido a observar a través de un documental, la estructura nazi en todo su esplendor, es decir, como funcionaban, que hacían con esos seres sintientes a los que llamaban por en cima del hombro ´´judíos``, y a los que trataban a modo de ´´cosas`` simplemente por ser diferentes a sus opresores nazis.

Encadenados, supeditados, tratados como una masa, marcados con números, encerrados en recintos, obligados a pertenecer a otros que así lo decidieron por ellos, sin opción de ser ellos mismos, de ser libres, siendo rapados, separados de sus hijos, asesinados sin precio aviso y en cualquier momento, delante de todos los demás, utilizados para hacer zapatos de piel, para hacer jabones con la grasa de su cuerpo...Y mil atrocidades mas.

Obviamente todas aquellas imágenes me hicieron pensar, y mucho, de hecho no me las podía quitar de la mente, y mientras le daba vueltas una y otra vez al terror, a la injusticia de aquello, mi alma rezaba para que algo similar no se repitiera jamás, bajo ningún concepto, lema, o supuesta supremacía.

Y de repente, como cualquier otro día, volví a pasar por mi idílico prado, y ahí fue cuando se cayeron esas gafas, y con ellas cayeron también las flores de almendro y las amapolas, y se marchitó de golpe toda la belleza, la paz y el color de aquel paisaje, y nacieron de la nada, como si nunca jamás hubieran estado delante, las vayas grises, las marcas con números en sus cuerpos, el pelo rapado, la supeditación, la invisible obviedad de no ser realmente libres, de ser separadas de sus familias, ser asesinadas en cualquier momento con miedo, sangre y dolor, acabando por ser tan solo cuero para zapatos, grasa para jabón, un jersey de lana, o cualquier otra ´´cosa``.

Y lo vi horrorizada, vi que se repetía otra vez, una y otra vez, y cada dia. Lo vi tarde, pero lo vi, la similitud con los campos de concentración nazi, el horror que esconde, por idílico que pueda parecer, cualquier tipo de cautiverio o explotación animal. Vi de golpe las noches de infierno buscando entre las sombras a sus hijos vendidos, la desesperación de no saber porque les rapan sus cuerpos, el brillo de sus ojos frente al filo de un cuchillo o en la linea de matadero, el no ser dueñas de algo tan legítimo como lo son sus propias vidas y sus propios cuerpos, tan solo porque nosotras, como opresoras, hemos decidido llamarlas por en cima del hombro ´´animales``.

Los judios, los nazis, los animales no humanos, y los animales humanos, nos parecemos en mucho, todas somos lo mismo, opresores y oprimidos, y carne que se sostiene por sangre, piel y huesos, y sin ningún lugar a dudas todas sentimos, todas queremos que nos pertenezcan nuestros cuerpos.


La historia de horror e injusticia se repite una vez mas, solo que esta vez la ceguera es tan completa que ni tan si quiera lo vemos. Esta vez, es el animal humano el que la justifica bajo su mandato, mirando por en cima del hombro y diciendo como algo vulgar, es que son ´´animales``.




domingo, 14 de febrero de 2016

Primer acto de protesta frente a una muestra de matanzas en Mallorca.


En este primer articulo no voy a tratar de explicar nada nuevo sobre veganismo, antiespecismo, o términos que unas veces mas y otras menos, la gente ya conoce. Lo que si voy a hacer es contar cosas que guarden relación a la temática de este blog y que conciernan a mi visión sobre la justicia que no se hace con la gran mayoría de los animales no humanos.

Y lo haré empezando por contar esta noticia, discreta pero digna mención, que sucedió en un pueblo de Mallorca hace tan solo unos días.

Eran las nueve de la mañana cuando apareció en la plaza del pueblo el cuerpo aun caliente de la cerda, una cerda cualquiera criada, cebada y asesinada para la matanza.

Hasta aquí todo muy corriente y ´´normal``, si no fuera por la aparición de un activista antiespecista anónimo que, en plena faena de despiece, se adentró en la carpa que ya se hallaba salpicada de sangre para rezar una gran verdad.

El es un compañero de batallas que es vegano desde que yo lo conozco, y al que movido por un cartel que publicitaba el macabro evento, se decidió a mostrar su desacuerdo armado con un humilde letrero en el que figuraban tres palabras, demoledoras, pero muy significativas: ´´todos merecemos vivir``.

Debo decir que no me sorprendió absolutamente nada la reacción de los carniceros, que justo antes de ser interrumpidos por los cánticos de la protesta antiespecista, se hallaban sumidos en un auténtico candor mezcla del saber hacer con el cuchillo y el licor.

Sus caras eran un poema, y no es de extrañar, como se iban a esperar un acto de rechazo a algo tan ancestral y arraigado como lo es el consumo de carne y su consecuencia mas directa?

Cuando pasaron los primeros minutos de parálisis y estupor en las caras sonrojadas de los matarifes, la siguiente reacción fue la de esperar, ira, violencia verbal y física, mofa y algunas cuantas risas para acabar la escena. Pero lo que mas me asombró, a parte de la valentía del compañero, fue comprobar que, tras esos primeros momentos tensos se iniciara una charla condescendiente, en la que comprobé que finalmente, todo acto de abuso hacia el animal, se acaba justificando exactamente de la misma forma, y explicado además del mismo modo, orden y manera.

Lo primero que justifica un acto especista, según el especista, es:

1. que otra persona, o varias, también lo cometan.
2. que haga años que eso sucede, cuantos mas años mas justificación moral tendrá.
3. que sucedan otras cosas horribles en el mundo, también lo justifica.
4. que si naces para eso, tienes que ser eso, y no hay mas (en referencia a la cría de animales como recursos humanos).

Hace años que soy activista por la liberación animal en el colorido abanico de tareas que ello conlleva, y si hay un campo que conozco es el de las protestas contra la tauromaquia, y debo decir, que la estructura de los sucesos en este pequeño acto de solidaridad animal, a sido tan similar a la de los actos frente a los taurinos que asusta.

Asusta pensar que si ya nos a costado como sociedad entender que divertirse torturando toros por gusto y entretenimiento no es justo, asesinar animales por gusto del paladar, tampoco debería ser considerado como algo bueno.

Nos marchamos del pueblo meditando sobre la necesidad de que las veganas sean mas combativas, y nos quedamos con la sensación de saber que, a pesar de la congoja de haber visto lo que hemos visto y de haber armado un buen revuelo, siempre habrá alguna persona que se quede dudando ante algo que se suponía que debía ser ´´normal``.

Mi conclusión es que, aun que sea una tarea ardua y poco agradecida, todas podemos marcar pequeñas diferencias en el mundo aun que tal vez no salgan en las portadas de los medios de comunicación, ya que a veces se trata tan solo de sembrar una semilla que logre hacernos recordar que los oprimidos, solos, no podrán ser libres jamás, y que ellos nos necesitan de su lado.


Quiero dedicar este primer articulo en mi blog al compañero anónimo que lo ha inspirado, J.S. que a pesar de todo su valentía y arrojo a sido mucho mayor que la tristeza o el miedo.